Desde hace años el salmón del Pacífico convive con la trucha autóctona en el pantano.

El coho, o salmón del Pacífico, como bien saben los aficionados, habita y se reproduce en aguas del embalse de Vegamián desde hace años conviviendo de forma natural con la trucha autóctona. Al parecer su introducción no fue intencionada, sino que se debió, con toda probabilidad, a escapes de alevines producidos en la piscifactoría, hoy cerrada, ubicada aguas arriba de la presa. Este hecho no es excepcional ya que en otras masas de agua del cono sur ha sucedido de igual o parecida forma. El hecho de que sus migraciones sean cortas, unos 200 kms. como máximo, ha podio influir en este hecho anómalo, ya que este salmónido plateado, si bien se reproduce en los ríos, se desarrolla en el mar. En circunstancias normales esta especie puede alcanzar un peso de cuatro a seis kilos, hasta ocho excepcionalmente. En Vegamián, sin embargo, raramente llega a los dos kilos, quedando su peso habitual entre los 750 y 1500 gramos. Desde el punto de vista deportivo resulta un pez muy combativo, que toma el señuelo con fuerza y realiza grandes saltos antes de ser reducido. También, y desde el punto de vista gastronómico, resulta muy interesante, con una carne roja muy sabrosa especialmente para ser cocinado a la plancha. En las últimas temporadas no figura en las normas como especie pescable, si bien tampoco está entre las especies protegidas, lo que genera un gran desconcierto entre los pescadores. El embalse de Vegamián (Juan Benet), situado en la cabecera del río Porma por encima de Boñar, es un espacio realmente privilegiado para la pesca de salmónidos. Durante muchos años sus grandes truchas remontaban el río para desovar en un espectáculo realmente impresionante. Desde la construcción de la minicentral de Campos olillo, y pese a la construcción de una escala salmonera en el muro, las truchas apenas remontan y ello se ha dejado notar en la densidad de salmónidos. Habría bastado la reforma del pequeño muro de la minicentral en el sentido de quitarle verticalidad con una rampa, para solucionar el problema, pero y pese a las reiteradas denuncias de los pescadores y de algún agente forestal, no se ha hecho, optando por la inútil escala.

Hace cuatro años la Consejería de Medio Ambiente modificó las normas de pesca dejando la parte inferior del embalse, que no está acotada, como libre sin muerte. También encargó un informe a la Universidad de León para estudiar el problema. En el pasado Consejo Provincial de Pesca las sociedades de pescadores solicitaron que se regule la pesca del salmón plateado, encontrándose con la negat iva y, ante el estupor general, con la intención manifiesta de descastar el pez. El argumento esgrimido fue que, al ser especie invasora y encontrarse en un espacio protegido, era lo mas conveniente. La argumentación no convenció a nadie ya que en otros espacios protegidos de la misma montaña en la vertiente asturiana, se ha introducido el savelino, otro salmónido. Además la convivencia del coho con las grandes truchas es perfecta, pues ambos se alimentan preferentemente de ciprínidos, muy abundantes en este embalse. Nada se dijo, sin embargo, de las carpas introducidas ilegalmente y que ya comienzan a ser una auténtica plaga. En todo caso resulta sorprendente que pretenda descastarse y no se autorice su pesca, todo un contrasentido que desconcierta a los aficionados. Las sociedades de pescadores, que en su momento se opusieron a que el pantano fuese vedado a la pesca con muerte, están dispuestas a realizar una campaña informativa ante la opinión pública denunciando el oscurantismo de la Administración con el fin de salvar el salmón del Porma, una especie muy interesante y aclimatada ya en estas aguas de la montaña leonesa. Piden de forma contundente que se hagan públicos los estudios de la Universidad de León y que se devuelva esta masa de agua a su régimen de pesca tradicional y están dispuesto s a movilizarse para conseguirlo.